Inquietud con Marruecos y viaje a Rabat  

Que el PSOE vote con la extrema derecha a favor de Mohamed VI y el PP se abstenga a la hora de condenar el régimen autocrático alauita de Marruecos por el Qatargate en el Parlamento Europeo, es algo muy preocupante que habla de la debilidad política y de la escasa capacidad disuasoria de España frente a nuestro vecino del Sur.

Al que en los próximos días viajará una delegación del Gobierno español presidida por Sánchez (y sin ministros de UP) cuando las relaciones de ambos países siguen en constante vaivén de desconfianza mutua y en una continua tensión.

Sobre todo cuando están calientes las cenizas de la invasión de Ceuta y de los incidentes de Melilla (dos plazas que no defiende la OTAN) y seguimos sin explicación de la entrega por el Gobierno de Sánchez (con Pegasus de por medio) del Sáhara Occidental a Mohamed VI.

Dos hechos relevantes que necesitan respuestas y explicaciones y que nadie está en condiciones de ofrecer en Madrid, como muy bien sabe el gran periodista y experto del Magreb que es Ignacio Cembrero.

Vergüenza en la UE, de la que tanto depende Marruecos y que debe llegar al fondo de la investigación del Qatargate, y bochorno español. Done además  estamos asistiendo al reciente acuerdo firmado por la presidenta Meloni entre Italia y Argelia para la construcción de un segundo gasoducto entre ambos países mientras el de Argelia con España continua cerrado.

Como lo vimos durante ‘la marcha verde’ marroquí impulsada por Hasán II para invadir el Sahara, entonces español y a la muerte de Franco, ahora el Gobierno de Mohamed VI cree ver a España en franca debilidad y sube la tensión, aprovechando el desgobierno devaluado de Sánchez y la presión que ejerce sobre La Corona que ostenta el Rey Felipe VI.

La prudencia debe enmarcar las relaciones diplomáticas entre Rabat y Madrid. Pero España debe mantener alta la vara de la disuasión política y militar por lo que pueda ocurrir. Entre otras cosas porque los estrategas de una y otra parte saben que la única defensa posible de Ceuta y Melilla, en el caso de una nueva y más decidida agresión marroquí, pasaría por un ataque directo español en contra del ejército del Gobierno de Rabat.

Ya sabemos que no se llegará a semejante extremo, ni lo consentirían los EEUU ni la UE. Pero el gobierno de España debe hacerse respetar y nadie desde Marruecos le debe decir lo que los eurodiputados españoles han de votar en el Parlamento de la UE. Ni los del PSOE ni tampoco los del PP.

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